lunes, 24 de marzo de 2014

Vivencias.




Mi primer día en el centro ha sido penoso... Ha sido llegar, poner mala cara a todos y estar callada. Mi cara irradiaba rabia y enfado cuando me traían el plato para comer, ha sido mucha impotencia. Quería negarme a comérmelo, pero por otra parte sentía impotencia porque tenía que hacerlo de todos modos me guste o no; Así son las puñeteras normas. Por si eso es poco, me sentía intimidada ya que absolutamente toda la hora de comer me vigilaban por si no comía o hacía alguna trampa. Después de la comida, con el deseo de salir fuera, tomarme un descanso y respirar el aire fresco, tocaba terapia del grupo. Tuve que enfadarme, discutir e incluso tener ganas de llorar porque no soporto que me lleven la contraria, que exageren todo y que me obliguen a algo que no quiero ingerir e incluso no necesito... Odio cuando hablan de lo que realmente necesito, cuando la única que sabe lo que quiero y necesito soy yo.  El hecho de que hayan tantas normas, me obliguen a comer más hace que me obsesione más de lo que ya estoy. Hace que me mire en el espejo por milésima vez y pensar; Joder, cada vez estoy más convencida de que engordo por segundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario