sábado, 29 de marzo de 2014



Veo un rostro que se deforma con el paso del tiempo. Carne y huesos que se desgastan y un corazón que se seca y se endurece al ver, al vivir el día a día, al sentir como mi obsesión me consume en todos los sentidos, al ver como la gente me borra de su vida cuando prometió que estaría en ella. Pasa el tiempo y cada vez más sabia, pero más anonadada y oxidada. Aquí solo gano la experiencia de mis fracasos para que la próxima pueda hacerlo mucho mejor que la anterior, pero no es así... Tropiezo con una misma piedra mil veces y, con la otra, otras mil. El único triunfo del que puedo sentirme bien es de seguir aquí en pie, sin rendirme, siguiendo adelante como si es arrastrándome por los suelos. Me consideraba libre, apartada de ataduras e hilos sosteniéndome, creía poder volar aunque me cortaran las alas, un alma libre; Pero mi ignorancia no me dejó ver que realmente soy una esclava de mi tumba a la que llaman vida.



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