En ese instante estaba nerviosa, tremendamente nerviosa… Todo empezó así; Me encontraba en mi casa, sola. No había nadie. Solo estaba yo y mis infinitas reflexiones de la vida. Mis amigos me estaban esperando abajo y yo mientras tanto me arreglaba para salir… Me puse tejanos y una camisa elegante que terminaba en pico atrevido… Me puse pintalabios rojo carmín, cogí mi bolso y definitivamente bajé. De pronto, vi a alguien, un chico que se acercaba a mi portal de mi piso junto con un ramo de rosas rojas con una pícara sonrisa, 12 para ser exactos. Me extrañé mucho de aquello, su rostro me sonaba.
La noche anterior recibí un mensaje de un misterioso anónimo del cual me envió un mensaje; ‘’ Espero con ansias a mañana, tengo una sorpresa para ti’’. Pero pensé que era una broma de alguien aburrido y sin vida social y no le di importancia.
Cuando se acercó, supe quién era… La perfecta simetría de su sonrisa lo delató. Allí estaba el; Mi chico… El cual no veía desde hacía meses puesto que el destino quiso separarnos, pero no por mucho tiempo... Me miré por última vez en el escaparate de en frente para ver que mi aspecto estuviese decentemente bien, pero, no sabía por qué, pero ese día me veía mejor que ningún otro… bueno no, me veía cuando salía con él. Todo era alegría, todo lo veía con dos grados más de color y mi autoestima que yacía por debajo del titánic, descendía hasta el cielo. Tenía una sonrisa que no se iba por nada del mundo y un gran nerviosismo me recorría el cuerpo, era un huracán de emociones, y a causa de la adrenalina la piel se ponía áspera y de gallina. Pensé que iba a ser un día como cualquier otro… Pero sin duda, la vida guarda muchas sorpresas inesperadas. Hubo silencio… solo veía mi cuerpo estremecerse y temblar a causa de los nervios. No podía creerlo. Él que se encontraba detrás de un gran ramo de rosas era él. Me miró y una gran sonrisa apareció. Me quedé sin palabras… ¿Qué hacía él allí? No podía ser verdad… Después de saber muy poco de él, sin verle, apenas escuchándole por Skype… Seguía teniendo esa tentación de perderme en su cuerpo, de lanzarme en sus brazos, de besarle y de hacer que volviera aquél ‘’nosotros’’ que tanto ansiaba y anhelaba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario