Sé que me leerás, sé que entras en mi blogger para ver más allá de lo que mis labios callan y mi mirada quiere gritarte, porque sabes que aquí mi mente enseña de lo que no puedo hablarte..
A veces pienso en hablarte y gritar todo lo que mi boca calla y mis miradas entristecidas lo gritan. Las ganas de vivir la vida contigo son increíbles, incluso a veces, destructivas. Tengo muchas ganas de que vivas tu vida conmigo para toda la vida. Quiero llegar por la tarde, libre ya de horarios y prohibiciones, de libretas, de libros, de estudio... Quiero llegar, tirar la mochila al suelo y encontrarme arropada en tus brazos, y que en las noches de frío me regales la calidez de tus labios carnosos. De que vuelvas a encontrarte con mi habitación desordenada y una sonrisa en mi cara, riéndome por mi desorden infantil. Caminar hacia el comedor y ver las películas que tanto te gustan a ti, que aunque no sean de mi estilo, siempre que sean juntos a ti me valen. Tengo ganas de apropiarme de una de tus sudaderas y me mires con sonrisa pícara y me digas lo sexy que estoy. Quiero volver a dormirme en el sofá, con tu presencia en cada parte de la prenda usada, hasta que pasaran las horas y dormir en tu pecho. Sentir tus labios en mi frente, oírte decir "te quiero" mientras sonríes. Besarte. Una vez. Dos. Diez. Mil. Hasta acabar ambos sudando amor en la cama. Y reírnos con alguna de nuestras paridas hasta besarnos y quedar dormidos por agotamiento. Todo eso que solemos hacer. Ir a cenar los dos, reírnos y hablar sobre nuestro futuro. Volver a buscarnos bajo las sábanas... darnos calor y dormirnos el uno al lado del otro. Y ver que eres tú lo primero al despertar.
La mayoría del tiempo escucho a mi mente hablar sin parar.
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