sábado, 11 de enero de 2014

Sonrisas olvidadas.

Lo único que me queda decirte es gracias, gracias por aparecer cuando más te necesito.
Sé que me leerás, sé que entras en mi blogger para ver más allá de lo que mis labios callan y mi mirada quiere gritarte, porque sabes que aquí mi mente enseña de lo que no puedo hablarte.. 
A veces pienso en hablarte y gritar todo lo que mi boca calla y mis miradas entristecidas lo gritan. Las ganas de vivir la vida contigo son increíbles, incluso a veces, destructivas. Tengo muchas ganas de que vivas tu vida conmigo para toda la vida. Quiero llegar por la tarde, libre ya de horarios y prohibiciones, de libretas, de libros, de estudio... Quiero llegar, tirar la mochila al suelo y encontrarme arropada en tus brazos, y que en las noches de frío me regales la calidez de tus labios carnosos. De que vuelvas a encontrarte con  mi habitación desordenada y una sonrisa en mi cara, riéndome por mi desorden infantil. Caminar hacia el comedor y ver las películas que tanto te gustan a ti, que aunque no sean de mi estilo, siempre que sean juntos a ti me valen.  Tengo ganas de apropiarme de una de tus sudaderas y me mires con sonrisa pícara y me digas lo sexy que estoy. Quiero volver a dormirme en el sofá, con tu presencia en cada parte de la prenda usada, hasta que pasaran las horas y dormir en tu pecho. Sentir tus labios en mi frente, oírte decir "te quiero" mientras sonríes. Besarte. Una vez. Dos. Diez. Mil. Hasta acabar ambos sudando amor en la cama. Y reírnos con alguna de nuestras paridas hasta besarnos y quedar dormidos por agotamiento. Todo eso que solemos hacer. Ir a cenar  los dos, reírnos y hablar sobre nuestro futuro. Volver a buscarnos bajo las sábanas... darnos calor y dormirnos el uno al lado del otro. Y ver que eres tú lo primero al despertar.










La mayoría del tiempo escucho a mi mente hablar sin parar.

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