Me despedí de ella en un sinfín de ocasiones, le grité que no volviera porque me estaba robando mi energía y vitalidad. Ya no era la misma Priscila de siempre (tan risueña, tan payasa, aventurera y tan... yo), me alejé de mí misma y alejé a todos, me perdí y me sumergí en una inmensa oscuridad que al fin y al cabo yo/ella creó. Por culpa de ella ya no era la misma, intentaba deshacerme de ella pero siempre volvía a mi, en cada rincón de mi cabeza me susurraba cosas horribles no aptos para sensibles, siempre volvía porque los asesinos siempre vuelven al lugar del crimen. A pesar de varios intentos, de muchas luchas y un ingreso; lo logré. Me deshice de ellanorexia, de la soga al cuello y del nudo en el estómago que no me dejaba comer, cambié mi obsesión por la comida, los vómitos y autolesiones por dibujos y poemas, cambié mis malos humores por sonrisas y cumplidos. Aunque a día de hoy ella siga susurrando y golpeando con fuerza a veces, sé que mi valía puede con ella, ahora sé que soy mucho más fuerte de lo que pensaba y que tengo las herramientas necesarias para superar todo lo que me depare la vida.
