No lo resistí más y me lancé sobre él, al que incluso tumbé en él sofá. Nuestros labios se juntaron en un beso infinito.
Volcados en la pasión, casi sin poder respirar, soltando todo lo acumulado durante ese fin de semana. En aquel preciso momento, ya no pensamos en nada más, solamente el uno en el otro.
Y nos dejamos llevar por unos minutos, en el que la ropa desapare, los gemigos se suceden y la magia se destapa. Música entre los cuerpos. Millones de sensaciones, todas ellas diferentes e indescrptibles. Y anochece...
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Recuerda; No ser sincero no es solo mentir, sino ocultar la verdad o parte de ella...